Era costumbre de los compositores barrocos escribir la línea melódica del bajo - a ser tocada por instrumentos como el cello, contrabajo y la mano izquierda de instrumentos de teclado - con unas cifras añadidas que indicaban al tecladista los acordes que debería utilizar. Esta práctica recibe el nombre de bajo cifrado.

La sección compuesta por los instrumentos que tocan este bajo y los que lo realizan armónicamente recibe el nombre de bajo continuo.

El uso del bajo cifrado fue abandonado posteriormente, prefiriendo el compositor escribir con exactitud lo que debería ser tocado, sin embargo el cifrado barroco se sigue usando en el estudio de la armonía hasta nuestros días.

Vea triadas, séptimas, alteraciones




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J. Rodríguez Alvira